Mentalidad – Las emociones en el mundo laboral

La madurez de una persona sin duda puede ser medida por el conocimiento y auto control de sus emociones.

Justo apenas ayer tuvimos la oportunidad de platicar con un grupo de jóvenes de entre 15 y 17 años de edad que cursan la preparatoria. El tema de la sesión fue el manejo de las emociones y el impacto que esto tiene en nuestro entorno.

Lo primero que me llamó la atención es haber sido invitado para conversar con estas personas tan jóvenes, pero luego eso me hizo reflexionar que 25 años hacia atrás yo no recuerdo haber tenido la oportunidad de tratar este tema cuando estaba en la prepa, de hecho hasta donde mi memoria recuerda, los días en la escuela estaban llenos de educación tradicional y aunque por supuesto que el mundo emocional siempre estuvo presente y con un impacto profundo tanto en mí, como en todas las demás personas que convivíamos ahí día con día, creo que no se le daba tanta relevancia.

Los años han pasado y actualmente una buena parte de los entrenamientos que llevamos a cabo tienen que ver con abordar y resolver conflictos derivados de la falta de madurez o de la baja capacidad para controlar las emociones y lograr que las cosas funcionen.

Pensando en esto, la conversación de ayer con los muchachos tiene gran trascendencia puesto que para ellos el éxito profesional del mañana no sólo estará ligado con el dominio de los conocimientos duros adquiridos en la escuela, sino también con la capacidad para entender que todas y cada una de las personas que están alrededor piensan y sienten de distintas maneras y que por lo tanto siempre sienten diversas emociones en todas nuestras interacciones.

A este nivel, ver a un maestro puede despertar sensaciones como admiración y respeto, o también rechazo. Ver a un compañero(a) quizás nos haga sentir “mariposas en el estómago” o miedo (por aquello del “bullying”) o alegría. Por eso es importante aprender a abrir nuestros sentidos y tener el radar encendido para poder estar captando lo que estamos sintiendo y no solo quedarnos con lo que estamos pensando.

Desarrollar esta sensibilidad es algo que muchos nunca logran hacer, por eso ahora mismo vamos a platicar sobre algunas emociones que pueden presentarse en el mundo laboral.

1. Temor: El temor puede sentirse desde que salimos a buscar trabajo, en la primera entrevista o en la decisión de emprender. Pareciera que el temor es como una gran alarma que nos indica que hay inseguridad, desconocimiento y miedo por lo que pueda suceder. Alguien temeroso tendrá dificultades para salir de su zona de confort, encabezar nuevos proyecto o tomar decisiones rápidas.

2. Enojo: Desde la escuela sucede, pero en el mundo laboral enojarse puede ser cosa de todos los días. El punto es aprender cuando vale la pena, con quien y con que intensidad. Después de un enojo puede venir un gran arrepentimiento por no haberse podido controlar para algo que quizás no era para tanto. Jefes, clientes, proveedores y compañeros enojones e irrespetuosos te los encontrarás toda tu vida, así que vete acostumbrando y aprendiendo a manejarlos.

3. Vergüenza: Esto también estará ahí, pero ojalá que no muy seguido. Fallar, cometer errores, decir algo imprudente o no lograr el resultado que se esperaba puede conducirte a esta sensación poco placentera.

4. Confusión: Cuando uno está confundido bien puede ser el camino hacia el éxito. El no saber que hacer puede forzarte a buscar ayuda, a estudiar, a salir de lo que siempre has hecho y de hacerte crecer. Lo cierto es que también puede paralizarte, bloquearte y perderte de valiosas oportunidades.

5. Felicidad: Lo que te hace feliz a ti no siempre lo es para los demás. Evita “seguir a la manada”, busca a las personas que compartan tu sueño y esfuérzate por mantenerte ahí. Ser feliz debería ser una forma de vida por arriba del dinero y de los placeres temporales. Lo que hagas debe hacerte feliz, porque si no es así, ¿qué haces ahí?

Estos son tan sólo 5 ejemplos de las muchas sensaciones, emociones y estados de ánimo por los que pasamos todos los días. No todo es la lógica, la razón y el deber ser… lo que sientes es tan o más importante que lo que digas o hagas.

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