Desempeño laboral – Planear, entregar y rendir cuentas en forma efectiva

A unas cuantas semanas de terminar el año los pensamientos sobre el aguinaldo, el  bono, o el incremento de sueldo llegan a la mente, pero ¿estás listo para rendir cuentas?

Es natural que cuando se acerca la recta final de cada año la mente se ocupe de reflexionar sobre las fiestas de Diciembre y las expectativas que vienen. Super!!! Ya me va a tocar mi aguinaldo, ya viene mi bono y otros incluso ya están pensando que en Enero será el momento ideal para pedir un aumento de sueldo.

Especialmente para las empresas que cierran año fiscal precisamente en Diciembre, ahora es el momento de sentarse a analizar cómo van a cerrarse los números realmente. Conocer cómo están las utilidades y cómo está  el flujo de efectivo es clave para poder enfrentar los gastos especiales de la temporada, es decir precisamente esos aguinaldos, los bonos, la nómina, la fiesta de fin de año y todas esas cosas que si no estuvieron bien planeadas, en vez de ser “la alegría de la temporada” pueden acabar siendo “la pesadilla de la temporada”, para un buen número empresarios, emprendedores y dueños de negocio.

El aguinaldo, la nómina y los bonos son cuestiones que deben estar previstas en el presupuesto, pero los bonos al ser compensaciones variables, si no están claramente ligadas al cumplimiento de objetivos que aporten al crecimiento de la empresa, la gente puede interpretarlos como algo que “deben recibir obligatoriamente”.

Si el sentir de los empleados es este último, sin duda tenemos un problema que puede ser grave, porque quiere decir que la gente entiende que recibirá dinero haga o no su trabajo y que con “asistir a trabajar” es suficiente; en vez de que esté inmersa en el concepto de desempeño laboral y rendición de cuentas y que respire una atmósfera en la que todos entiendan que la empresa tiene que estar bien para que yo tenga un beneficio económico, y por lo tanto para que la empresa esté bien yo tengo que cumplir con los objetivos a los que me comprometí, mismos que están ligados con la estrategia global del negocio.

Instalar esta cultura no es un trabajo sencillo, de hecho puede tomar algunos meses, pero hoy es el mejor día para empezar a hacerlo. Al final todos buscamos empleados comprometidos que estén dispuestos a dar el 100%. No nos interesan los mercenarios que sólo quieren el dinero que puedan llevarse a su bolsa con el menor esfuerzo posible.

Hacerse estas preguntas pueden servir para tomar  el camino correcto:

  1. ¿Porqué nos compran nuestros clientes?
  2. ¿Cuáles son sus principales inquietudes, necesidades, deseos y frustraciones?
  3. ¿Cómo podría nuestra empresa ayudarlos a resolver esas inquietudes?
  4. ¿Todos estamos de acuerdo que eso es lo que debemos hacer para crecer el negocio?
  5. ¿Qué es lo más relevante que tenemos que hacer como empresa para llevarlo a cabo?
  6. ¿Qué puede aportar cada uno de los miembros de la organización para lograrlo?
  7. ¿Es realmente posible hacerlo?
  8. ¿Tenemos los recursos disponibles?
  9. ¿Qué indicadores podemos definir para saber si estamos trabajando en el rumbo correcto?
  10.  ¿Cuáles son las consecuencias para la empresa y para cada uno de los miembros del equipo el no hacerlo?

Cuando las personas que laboran en la empresa trabajan en lo que creen que se tiene que hacer y no en lo que la empresa necesita, y que además exigen ser “premiadas” por un esfuerzo aislado que poco o nada tiene que ver que los resultados reales de la organización, estamos todos perdiendo el tiempo y hablando destinos idiomas.

Todo inicia con una planeación estratégica que permita visualizar la empresa que existe hoy en contraste con la empresa que queremos ser. De ahí se establecen las principales directrices que definen el horizonte al cual dirigir los esfuerzos, y por último una vez que éstas se comunican al equipo, es la gente misma quien debe reflexionar, analizar y establecer los objetivos que tiene que llevar a cabo para ir en línea con la organización.

Para repartir recursos (bonos), primero hay que tenerlos, y los recursos llegan como consecuencia del esfuerzo y el desempeño de todos. Por eso es mejor concentrarse en definir lo que se busca, establecer los objetivos y sí y sólo si se logró la meta el equipo merece ser recompensado proporcionalmente al esfuerzo entregado.

Nadie en su sano juicio podrá quejarse durante la rendición de cuentas, si desde un principio se definió el rumbo y se abrió el espacio para hacer la planeación estratégica, y si quedó bien claro lo que se esperaba como desempeño laboral incluyendo las consecuencias por no cumplir.

Rodrigo Calderón
Executive Coach
ebena, Soporte Empresarial, S.C.
ebena.mx
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T. +52 (55) 6281 8028
Skype: ebenasoporte
@rcalderon74

 

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