Alineación – Principio clave para los objetivos de una empresa

Cuando la empresa está llena de feudos y de intereses particulares es impresionante como la gente se distrae en “cubrirse las espaldas”, en vez de enfocarse en los objetivos.

Para los que ya hemos tenido la oportunidad de estar algunos años dentro del mundo laboral probablemente no nos es extraño tener que entrar en contacto con organizaciones donde buena parte del esfuerzo se canaliza hacia el interior de la propia empresa debido a la gran cantidad de conflictos, luchas de poder y desperdicio de recursos que se dan entre los mismos equipos de trabajo (si es que es válido llamarlos así).

Cuando la empresa está llena de feudos y de intereses particulares es impresionante como la gente se distrae en “cubrirse las espaldas” o en demostrarle al otro” que él / ella tiene la razón, en vez de utilizar toda esa energía para atender al cliente y crecer en el mercado.

Una forma relativamente sencilla de salir de esta pesadilla que aniquila el clima laboral, es precisamente lo que se conoce como Alineación, que como su nombre lo indica, significa poner a todos en la misma sincronía y en línea con las directrices y objetivos de una empresa.

Para poder alinear a una organización, el primer paso es que la empresa tenga claro el rumbo hacia el cual se dirige. Definir esto esencialmente es responsabilidad del Director General, del Consejo de Administración y/o del propio dueño del negocio. Este proceso implica revisar la visión, la misión y la cultura, así como la participación en el mercado y el crecimiento esperado para los próximos 3 ó 5 años como mínimo.

En muchas ocasiones el Consejo de Administración, el Director General o el Dueño sí tienen muy claros todos estos conceptos, pero por diversas razones no lo comunican, no lo comunican bien, o simplemente dan por hecho “que la gente lo debería saber y entender” con la misma facilidad con la que ellos lo ven lo cual generalmente es un error. Para darse cuenta de esto, basta con preguntarle al equipo si saben ¿para dónde va la organización?, ¿cuáles son las prioridades? o ¿qué están haciendo ellos en lo particular para cumplir con lo que la organización requiere?

Si los objetivos de una empresa no están alineados, que no te sorprenda ver diversidad de prioridades (menos las que dice el Director, el Consejo o el Dueño), que cada quien se finque objetivos según su punto de vista, o peor aun que los objetivos se contrapongan unos con otros.

Por eso el segundo paso después de definir las directrices de verdad es preguntarle abiertamente a la gente cuáles creen que sean las prioridades. El ejercicio es bueno porque por una parte ayuda a encontrar la profundidad de las desviaciones, facilita que todas las personas se den cuenta por sí solas qué tan coordinadas están con el negocio y en ocasiones se obtienen enfoques válidos que no estaban siendo considerados incluso por el propio Director, por el Consejo o por el Dueño.

Finalmente teniendo las directrices iniciales y la retroalimentación de la gente, se recomienda que el equipo de liderazgo (todas las personas que son clave en la toma de decisiones) coordinen una reunión para definir el rumbo final. Teniendo definido el norte, ahora el reto es trabajar persona por persona en la definición de objetivos individuales, indicadores de desempeño, tareas, compromisos y entregables que vayan en línea con lo que ya ha sido definido prácticamente como común acuerdo de todas las partes.

Dependiendo del número de empleados este proceso se va haciendo más complejo, pero en la medida en que el mecanismo sea propositivo, es decir que cada quien presente su propuesta a su supervisor directo) se cuenten con líderes por área y/o que se tome en cuenta a las personas clave de la organización, se puede lograr representatividad suficiente que permita alinear a toda la empresa de una forma incluyente, participativa y que busque como fin último evitar pleitos internos, desperdicio de recursos y mal entendimiento de las prioridades.

Después de todo este proceso, si las personas no se encuentran trabajando en los objetivos de la empresa lo más seguro es que estén perdiendo el tiempo, o quizás requieran de la mano firme del líder para mantener el curso indicado.

En resumen el proceso de alineación de los objetivos de una empresa es el siguiente:

  1. El Director, el Consejo de Administración o el Dueño definen la directrices iniciales.
  2. Preguntan al equipo de liderazgo, a las personas clave o a toda la gente (dependiendo del tamaño de la empresa) ¿cuáles creen que son las directrices del negocio?
  3. Reciben retroalimentación y definen el rumbo final para la organización.
  4. Cada persona presenta su propuesta de objetivos, indicadores de desempeño, tareas, compromisos, fechas de entrega, etc. a su supervisor directo.
  5. La información se valida, se pone en marcha y se revisar a lo largo del periodo de tiempo establecido en las directrices finales.

Bien, ¿ya tienes lista la alineación de tu negocio para el 2015?

Rodrigo Calderón
Executive Coach
ebena, Soporte Empresarial, S.C.
ebena.mx
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