Empleo nuevo – ¡Me voy, ya no aguanto seguir aquí!

Si tú mismo o alguien de tu equipo ha vivido una situación como esta, verdaderamente es importante hacer una alto en el camino y reflexionar antes de tomar una decisión arrebatada… 

Cuando uno llega a un contexto como éste quiere decir que las cosas están “al rojo vivo” y que los sentimientos están a su máxima capacidad, lo cual puede ser que nuble o inhiba por completo la prudencia y la objetividad, y que acabemos tomando decisiones que tendrán un impacto relevante en nuestra carrera profesional o incluso en el terreno personal. Tomar un empleo nuevo o buscar otra chamba no necesariamente significa que las cosas serán mejor, especialmente si no entendemos los fundamentos de las relaciones humanas en el ámbito laboral.

Como líderes de una organización, todos aspiramos a tener un equipo comprometido, gente contenta y dispuesta a darlo todo por la organización (http://ebena.mx/sentirse-bien-factor-clave-para-el-clima-organizacional/), pero la realidad es que después de algunos años de experiencia no hay forma de que no te toque enfrentarte con alguien que te diga – “Ya no quiero seguir aquí y me voy mañana” y literalmente en algunos casos se van al día siguiente sin importar el impacto que eso puede tener en el corto plazo para el negocio.

En el mundo del coaching ejecutivo decimos que “el queso por más que se rebane siempre tiene dos lados”, así que cuando las personas de plano ya no pueden seguir viviendo en el entorno empresarial en el que están, no existe ni la menor duda que hay causas reales que están provocando esto tanto por parte de la empresa, como por parte del empleado o del trabajador.

  • La óptica de la empresa: Probablemente cuando como supervisor recibes el mensaje de “Ya me voy” puedes llegar a sentirte ofendido. Comúnmente empiezas a juzgar a la persona, no escuchas, y para ti lo más importante en el momento quizás sea tratar de contra atacar queriendo convencer al empleado de que “tú estás bien y que ella o él están mal”. Y claro, ese es un mecanismo de defensa muy humano, pero lo ideal sería detenerse y pensar ¿porqué será que se quiere ir? ¿No será que soy muy mal jefe?, ¿será que las condiciones o la propuesta de la empresa no es tan buena? Quizás nunca escuché su sentir, o todavía peor, a lo mejor sabía que no estaba a gusto y aun así no hice absolutamente nada.
  • El punto de vista del empleado: En contraste, aquí lo más frecuente es sentirse la víctima, la dueña(o) de la verdad y por que no… puede haber hasta ganas de venganza y desprecio por tu supervisor, por la empresa o por el trabajo que uno mismo aceptó tiempo atrás. Al igual que en la otra cara de la moneda, antes de seguir adelante con el ataque y con los malos pensamientos sobre tu situación, es muy importante detenerse a pensar cual es la razón por la que estás “hasta el gorro” (por no decirlo con un toque más Mexicano). ¿Tienes un jefe muy malo?, bien 70% de las personas se cambian de trabajo porque ya no aguantan a sus jefes, pero eso no significa que estén haciendo lo correcto. Te vas a seguir topando con gente conflictiva ahí en donde estás ahorita y nadie te garantiza que en tu nueva chamba no te toque lidiar con alguien aun peor. ¿No será que no has aprendido a manejar relaciones complicadas? ¿vas a dejar que una sola persona sea la causa de romper tu trayectoria en la empresa y que sea la que te orille a salir de una gran organización? Piensa si más bien tú no eres la persona conflictiva que no quiere entender la cultura de la empresa, que no está dispuesta a adaptarse a los cambios, que no quiere seguir las reglas y que no esta en condiciones de enfrentar las consecuencias de un bajo desempeño. En una de esas, hasta eres el vivo ejemplo del trabajador promedio que se la pasa quejándose de que no “le dan” cuando en el mundo de hoy primero “hay que poner” para ganarse el derecho de recibir.

En conclusión, cuando el panorama es de ruptura, no polarices el sentimiento no importando si estás de un lado o del otro. Si eres el jefe y “te avientan el arpa en la cara” piensa si la causa no puede estar incluso desde el reclutamiento. ¿Contrataste a la persona adecuada? Reflexiona si has seguido el proceso básico para desarrollar talento a través de lograr claridad en las expectativas y en la medición de los resultados (http://ebena.mx/desempeno-laboral-planear-entregar-y-rendir-cuentas-en-forma-efectiva/). Si hiciste todo lo anterior y la persona se va, al menos sabrás que por lo menos cubriste las bases y deberás hacer algunas preguntas más en la entrevista de salida para tratar de entender los detalles que culminaron en la salida de la persona.

Ahora bien si eres el que quiere irse, detente a pensar que pasará una vez que hayas salido. ¿De verdad tienes una mejor opción en la mano y la vas a tomar? No solo pienses si te pagarán más, evalúa cómo ves tu futuro en esa nueva organización y que impacto tendrá en tu curriculum. No vayas a ser uno más de los que se van porque según ellos “ya no aguantan” y luego estés 9 meses tronándote los dedos porque no encuentras trabajo. La viscera sale muy cara… mejor madura y aprende a manejar la incertidumbre, las situaciones difíciles y como diría Celia Cruz… recuerda que en la vida “solo hay momentos malos”…

 

Rodrigo Calderón
Executive Coach
ebena, Soporte Empresarial, S.C.
ebena.mx
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